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lunes, 30 de mayo de 2011

Similitudes entre las demandas de los movimientos Oriente durante este 2011 y las demandas de la sociedad mexicana

Por: Maritza Cantarell Castillo

Los movimientos de los países de Oriente originados a principio de año, son resultado de un cúmulo de décadas de represión, en el que las condiciones favorecieron para desencadenar un efecto dominó en donde el pueblo reaccionó y unió sus fuerzas para romper las ataduras que no les ha permitido desarrollarse en distintos ámbitos.

Bastó un caso de sacrificio de un ciudadano desesperado en Túnez, para hacer despertar la ira y terminar con la impotencia que ahogaba también a los pueblos de países como Egipto, Libia, Yemen y Siria, pues utilizaron este ejemplo para armarse de coraje.

Aunque aún no podemos decir que se haya superado éste capítulo de la historia, si se pudo concretar un avance con el tambaleo y la derroca de las dictaduras de los países en cuestión.

Mucho se le atribuyó al papel que jugaron las redes sociales para convocar a la gente y además para dar a conocer los hechos al mundo entero, a tal grado que las distintas formas de comunicación fueron bloqueadas en su momento en un intento desesperado por detener la furia ya más que encarrilada de la gente.

Cientos de víctimas tuvieron que perecer, no sólo civiles, sino también los mismos integrantes de las fuerzas de seguridad que se enfrentaron con el ejército en las marchas organizadas, matanzas atribuidas al mismo gobierno en otra estrategia fallida para no perder el control.

Mientras el mundo entero era espectador de aquel momento histórico para dichos países, el pensamiento generalizado y expresado en las mismas redes sociales fue ¿podemos hacer lo mismo? ¿se podrá derrocar al gobierno con el que no estamos de acuerdo?  ¿lograremos eliminar al gobierno corrupto y empobrecedor? Y un sinfín de convocatorias malogradas para levantarse en países como México.

Pero estos cuestionamientos nos llevan a reflexionar sobre las similitudes de nuestro país con aquellos del otro lado del mundo que acaban de abrir los ojos y se han topado con el anhelo de libertad, que en poco tiempo paso de ser simplemente un deseo a ser una exigencia.

Por supuesto que las condiciones no son las mismas, tiene más de un siglo que “logramos” una democracia –aunque no es perfecta- encaminada a mejorar y que en contraste con los países de oriente encontramos que sus actos han sido aún más brutales. Realizar este tipo de levantamientos nos pondría en riesgo de retroceder, en vez de avanzar.

Es notable la implementación de la fuerza y el sometimiento por parte de los gobiernos de Oriente, la cual les había funcionado para mantener la paz y tranquilidad hasta ahora. En este tenor comparada con la estrategia del actual presidente de México Felipe Calderón Hinojosa, quien se ha valido de las fuerzas armadas para tratar de lograr un ambiente de seguridad y que a un año de terminar su gobierno no ha conseguido más que sembrar terror en los ciudadanos y un rechazo general a la utilización de la fuerza pública.

En lo que si podemos asegurar una simetría es en que desde los años ochenta nos envolvimos al igual que ellos en el abismo financiero debido al sometimiento de un plan de reajuste estructural de los líderes de la economía mundial como lo es el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, lo cual significa que por ejemplo en el caso específico de México le apuesta al libre mercado y a la privatización y por su parte en Egipto se desmantelaron empresas paraestatales y se limitó drásticamente el servicio público.

Como resultado de estas medidas económicas podemos comparar a ambas regiones en los altos niveles de desempleo, que dan lugar a condiciones de austeridad, características que comparten ambas regiones.

Yendo un poco más allá, en México en donde el catolicismo impera, cierto es que la Iglesia hizo lo propio –y a su conveniencia- para que los hijos de la Morenita del Tepeyac buscaran librarse de la anarquía; y contrariamente los gobiernos de Oriente se valieron de su práctica Islámica y de su sagrado Corán para mantener en la sumisión a los musulmanes.

Por ello agrego que la cultura tiene mucho que ver para que aunque se comparten ciertos rasgos en los padecimientos de ambas partes, se hayan llevado a pasos distintos la reclamación de democracia y libertad, sin embargo como la finalidad siempre es el perfeccionamiento  de la sociedad es indudable que el proceso continuará en México y Oriente e incluso podemos advertir que llegará un momento en que los musulmanes se encuentren a la par que otros países y pueda superarlos.

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